El
tiempo que vivimos actualmente es el tiempo de la información. Nunca, al menos
en lo que nosotros conocemos como historia oficial, tanta gente ha tenido
acceso a tanta información. Y no me refiero solo a la información científica y
oficial, sino también a ese otro tipo de información que podríamos llamar
esotérica, oculta, naturista, etc.
A pesar del intento de control y
manipulación, se escapa gracias a internet y otros medios escritos y visuales,
un chorro ingente de datos a los que tiene acceso todo aquel que sienta la
inquietud de buscar explicaciones fuera de las arquetípicas y encorsetadas.
Pero claro ahora entramos en el
dilema de creernos todo aquello que se publica o nos transmiten, o por el
contrario no creer nada de lo que nos suene raro y nuestro subconsciente tenga
tipificado como imposible. ¿Hasta dónde se puede confiar en determinado tipo de
medios? ¿Qué baremo es el que tengo que usar para medir la certeza de la
información que me llega? Estas son algunas de las preguntas que al menos yo me
hago.
No queda otro remedio que echar mano
de la intuición y de la lógica pura y dura. Lo he aprendido a base de
batacazos, de dejarme deslumbrar por fuegos fatuos, por carismas engañosos y me
ha llevado su tiempo poder encontrar un remedio o sistema que me ayude a
vislumbrar lo que creo que es verdad. Se trata simplemente de la lógica, de la
coherencia. Cuando llega a mí la información, por el medio que sea, intento, ni
desesperarme, ni deslumbrarme. En muchas ocasiones en un primer momento,
desconozco el motivo, pienso esto es verdad y ya era hora de que alguien lo
dijese y me ayudase a recordar, lo mismo que al contrario, rechazo de plano
tanto la imagen de la persona que transmite como la información y los considero
falsos y manipuladores.
El tiempo me está enseñando a tener
paciencia y no prejuzgar, ni en positivo, ni en negativo, ya que las
informaciones con el paso del tiempo son apoyadas o completadas por otras que
llegan de otras fuentes y que certifican la primera impresión o por el
contrario te hacen cambiar totalmente de criterio con respecto a la primera
impresión. Dicho esto, estoy esforzándome por ser paciente y lo más analítico
posible, dentro de lo que yo entiendo ser coherente y lógico.
A qué viene toda esta diatriba
anterior. Pues a que últimamente están surgiendo, centrando nuestra atención en
este tema, aunque en el resto pasa igual, multitud de técnicas y formas de
terapias de sanación que prometen resultados extraordinarios, en ocasiones
hasta milagros inmediatos. Reseñaremos algunas, aunque otras muchas se quedaran
en el tintero, por ejemplo Método Yuen, Sanación Pranica, Tetta Hilling, Flores
de Bach, Método Ataraxia, Sanación Kármica, Constelaciones Familiares, Tapping,
Reiki, Meditación Zen, Psaych-k, Kinesiología Holística, Saama,
Biodescodificación……, podría seguir, pero para muestra bien vale un botón. Que
ocurre entonces cuando queremos buscar remedio a nuestras enfermedades,
angustias o simplemente queremos expandir nuestra consciencia, pues que nos
encontramos en un lio, jamás han existido tantas posibilidades, pero al mismo
tiempo nos llegan las limitaciones, las económicas, las físicas, las de
ubicación y entonces nos aferramos a la primera que se nos pone a tiro, y no
solo esto sino también en manos del primero que esté a nuestro alcance, claro y
luego pasa lo que pasa.
La desesperación y el dolor son
instrumentos que nublan la mente y el conocimiento, esto lo saben muy bien los
desaprensivos y estafadores, por lo que, lo que en un principio eran técnicas
eficientes y apropiadas depende para que personas, se manipulan y venden como
la panacea que cura todas las enfermedades y resuelve todas la inquietudes, y
se buscan adeptos, correligionarios y esclavos que sirvan al gran líder, al
mago, al gurú. Lamentablemente un campo tan extenso y poco conocido es difícil
de controlar y definir, por tanto solo nos queda alzar la voz y aconsejar a los
que se dejen llevar por la desesperación o el ansia de evolución, que
pregunten, que investiguen y que escojan con cuidado donde y con quien van a
tratar.
Volviendo al tema de la coherencia,
lo que también he observado es que conocidos y amigos que han realizado cursos
y talleres en diversas técnicas, así como mi propia experiencia, coincidimos en
los siguientes términos: Todas las terapias y técnicas, en esencia, son muy
parecidas, por diferentes caminos llegan al mismo sitio. También podríamos
distinguir dos bloques en los que se centran las mismas, la mente en sus
diferentes estados y el manejo y canalización de energía, punto, no hay nada
más. Todo se centra en lo mismo, la mente que a su vez es energía, es llevada a
un estado en el que puedas tomar consciencia de quien eres y que tú eres quien
decide, si retomas el cuidado y control de tu cuerpo, o si por el contrario
sigues entregando tu vida a ese ego manipulado en su creación y lleno de
improntas que te lleva a ser esclavo de herencias y a saber que servilismos
inducidos.
Otra cosa que me llama poderosamente
la atención, es lo complicado y hasta retorcido de algunas metodologías, el
concepto derrotista de algunos conceptos, como por ejemplo que lo kármico no se
puede remediar, que para conseguir un objetivo hay que trabajar prolongada y
duramente. Mi lógica, mi coherencia me dice que no, que tiene que ser más
sencillo, más práctico, si yo tengo el poder, para ejercerlo no tengo que hacer
esfuerzos fuera de lugar y toda lógica, tiene que ser sencillo, lógico y
asequible.
Yo por mi parte voy en esa
dirección, en la búsqueda interior y la comprensión de cómo puedo acceder a una
forma de realizarme y sintonizar la frecuencia de mi cuerpo con la energía
original de forma fácil y sencilla, te prometo que si encuentro la forma, que
la encontrare, diré como lo he conseguido.
F. Armenteros, hijo del planeta Tierra.
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